Uno de los mayores desafíos de la sociedad del siglo XXI en Europa es mejorar el entendimiento y el respeto mutuo entre los ciudadanos. Para ello, las personas necesitan comunicarse y poder hablar diferentes idiomas. Por eso, desde 1995, la Unión Europea ha puesto en marcha una estrategia de multilingüismo, de la que ha surgido un enfoque metodológico innovador denominado Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lengua (AICLE), conocido también por su acrónimo inglés CLIL. Este nuevo enfoque de enseñanza ha promovido el desarrollo profesional de docentes que combinan el binomio CIENCIAS + LETRAS.
La lingüística aplicada a la educación bilingüe implica una serie de competencias para este nuevo perfil docente que explican como enseñan los docentes AICLE y cómo aprenden sus alumnos. En España, las diecisiete comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla han implementado algún tipo de programa bilingüe que tiene como referencia el enfoque CLIL. Estos programas ofrecen educación bilingüe en la etapa infantil, primaria y secundaria. Los alumnos aprenden los contenidos curriculares de asignaturas como Ciencias Naturales y Sociales, Educación Artística, Música o Educación Física en inglés o en otra lengua extranjera. Por tanto, existen muchas diferencias entre aprender CLIL y aprender la lengua extranjera como asignatura, lo que los expertos llaman EFL (English as a Foreign Language). La más importante es que en CLIL estamos aprendiendo en inglés, por lo que estamos desarrollando habilidades cognitivas y lingüísticas al mismo tiempo.
Esto es un proceso complejo, que requiere formación por parte de los docentes que enseñan conocimiento científico en una lengua extranjera. Las competencias que deben desarrollar los docentes que enseñan CLIL incluyen la científica y la lingüística entre otras, porque el inglés es el idioma de la ciencia, y también… ¡el inglés puede ser el idioma de impartición de la ciencia!
0 comentarios