Es decir, son máquinas generales pensadas y diseñadas para precisamente eso, poder hacer casi cualquier cosa que podamos imaginar.

Entonces ¿cómo se consigue que esas máquinas generales, p.e. nuestro móvil, inmortalicen aquellos momentos que queremos recordar, por medio de una foto, que incluso podemos retocar? Tú simplemente abrirás la aplicación o app que te venía instalada en el móvil o que te has descargado de la Play o App Store y la pondrás a funcionar. Pero antes alguien ha tenido que programalar para que puedas usarla y dotar a esa máquina general de esa funcionalidad específica.

Pero ¿cómo conseguimos comunicarnos con un conjunto de componentes electrónicos que trabajan con diferentes niveles de voltaje? Pues hay que darle instrucciones empleando el lenguaje máquina que son secuencias de 0 y 1 (lenguaje binario) que codifican respectivamente el valor de bajo y alto de voltaje.

Suena a cosa complicada eso de programar nuestras aplicaciones en lenguaje máquina, ¿no? Lo es, y por eso se diseñaron los lenguajes de alto nivel que permiten programar las máquinas empleando un lenguaje más cercano a los humanos y en consecuencia más alejado de las máquinas. El empleo de estos lenguajes hace necesario la traducción de las instrucciones escritas en lenguaje de alto nivel a instrucciones máquina, que es lo que ellas entienden.

En el diseño y desarrollo de los lenguajes de alto nivel y en la traducción juega un papel fundamental la Lingüística, la teoría de los Lenguajes y las Gramáticas y más concretamente las investigaciones de Noam Chomsky y su teoría de las Gramáticas Transformacionales.

Es decir, son máquinas generales pensadas y diseñadas para precisamente eso, poder hacer casi cualquier cosa que podamos imaginar.

Entonces ¿cómo se consigue que esas máquinas generales, p.e. nuestro móvil, inmortalicen aquellos momentos que queremos recordar, por medio de una foto, que incluso podemos retocar? Tú simplemente abrirás la aplicación o app que te venía instalada en el móvil o que te has descargado de la Play o App Store y la pondrás a funcionar. Pero antes alguien ha tenido que programalar para que puedas usarla y dotar a esa máquina general de esa funcionalidad específica.

Pero ¿cómo conseguimos comunicarnos con un conjunto de componentes electrónicos que trabajan con diferentes niveles de voltaje? Pues hay que darle instrucciones empleando el lenguaje máquina que son secuencias de 0 y 1 (lenguaje binario) que codifican respectivamente el valor de bajo y alto de voltaje.

Suena a cosa complicada eso de programar nuestras aplicaciones en lenguaje máquina, ¿no? Lo es, y por eso se diseñaron los lenguajes de alto nivel que permiten programar las máquinas empleando un lenguaje más cercano a los humanos y en consecuencia más alejado de las máquinas. El empleo de estos lenguajes hace necesario la traducción de las instrucciones escritas en lenguaje de alto nivel a instrucciones máquina, que es lo que ellas entienden.

En el diseño y desarrollo de los lenguajes de alto nivel y en la traducción juega un papel fundamental la Lingüística, la teoría de los Lenguajes y las Gramáticas y más concretamente las investigaciones de Noam Chomsky y su teoría de las Gramáticas Transformacionales.

Estos sistemas son herramientas computacionales capaces de procesar la señal de voz emitida por el ser humano y reconocer la información contenida en ésta convirtiéndola en texto o emitiendo órdenes. Este proceso de reconocimiento de voz implica diferentes procedimientos que aúnan conceptos relacionados con la acústica, la electrónica, la lingüística y la inteligencia artificial.

En primer lugar, los sonidos que emitimos como voz se digitalizan, es decir, se traducen a números que son entendibles por los computadores. Posteriormente, hay que hacer una comparación robusta entre estos dígitos y los fonemas y palabras a los que corresponden. Este proceso no es nada trivial ya que supone tener en cuenta cambios de tono y de velocidad en la voz. En general, cada programa de reconocimiento de voz utiliza un algoritmo de Inteligencia Artificial particular para identificar la voz humana.

Unas de las técnicas más conocidas son las redes neuronales. Estos programas están formados por un conjunto de neuronas de software que se conectan entre sí. Para su aprendizaje, se pide a la red que resuelva un problema, lo que intenta hacer una y otra vez, reforzando cada vez las conexiones que conducen a la solución y disminuyendo las que conducen al fracaso. Para transformar la voz en texto la red intenta en sus primeras capas seleccionar las partes individuales del discurso (vocales y consonantes).

A continuación, utiliza esa información para construir conjeturas más sofisticadas, y cada capa de estas conexiones lo acerca más a la comprensión de lo que se dice. De esta forma el dispositivo es capaz de captar nuestros sonidos y traducirlo a palabras inteligibles para la máquina.

Estos sistemas son herramientas computacionales capaces de procesar la señal de voz emitida por el ser humano y reconocer la información contenida en ésta convirtiéndola en texto o emitiendo órdenes. Este proceso de reconocimiento de voz implica diferentes procedimientos que aúnan conceptos relacionados con la acústica, la electrónica, la lingüística y la inteligencia artificial.

En primer lugar, los sonidos que emitimos como voz se digitalizan, es decir, se traducen a números que son entendibles por los computadores. Posteriormente, hay que hacer una comparación robusta entre estos dígitos y los fonemas y palabras a los que corresponden. Este proceso no es nada trivial ya que supone tener en cuenta cambios de tono y de velocidad en la voz. En general, cada programa de reconocimiento de voz utiliza un algoritmo de Inteligencia Artificial particular para identificar la voz humana.

Unas de las técnicas más conocidas son las redes neuronales. Estos programas están formados por un conjunto de neuronas de software que se conectan entre sí. Para su aprendizaje, se pide a la red que resuelva un problema, lo que intenta hacer una y otra vez, reforzando cada vez las conexiones que conducen a la solución y disminuyendo las que conducen al fracaso. Para transformar la voz en texto la red intenta en sus primeras capas seleccionar las partes individuales del discurso (vocales y consonantes).

A continuación, utiliza esa información para construir conjeturas más sofisticadas, y cada capa de estas conexiones lo acerca más a la comprensión de lo que se dice. De esta forma el dispositivo es capaz de captar nuestros sonidos y traducirlo a palabras inteligibles para la máquina.

En definitiva, incluso si no sueles mirar tu dispositivo móvil, casi seguro que para estar al día recurres al ordenador. Pues bien, todos nuestros dispositivos móviles funcionan gracias a unos algoritmos que condicionan tus búsquedas en internet y tu uso de las distintas plataformas de redes sociales que puedas tener, y estos algoritmos crean, consolidan y afianzan prejuicios sociales, manipulándonos de manera tácita y silenciosa.

Y es una combinación de estudiosos de ciencias y letras quienes estudiamos y criticamos estas prácticas para intentar desenmascarar dicha manipulación. Un claro ejemplo de uno de los investigadoras más prolíferos y polifacéticos de nuestro tiempo es el de Noam Chomsky, experto en lingüística, matemáticas, antropología, políticas y muchas otras áreas. Él habla de la manipulación de los medios de comunicación como una manera de aislar a los ciudadanos para así poder manipularlos más fácilmente. También nos habla de la formula Mohawk Valley, con la que una representación parcial de un hecho puede llevarnos a tener una percepción que diste mucho de la realidad. Así mismo, en esta charla se habla de cómo analizar los productos mediáticos de una manera más crítica para poder así ser más dueños de nuestras propias elecciones, desenmascarando algunos estereotipos de género y étnicos. Y es gracias al trabajo crítico de estudiosos de ciencias y letras en conjunto, que algunos de estos algoritmos se pueden modificar para conseguir una sociedad más justa y menos discriminatoria.

En definitiva, incluso si no sueles mirar tu dispositivo móvil, casi seguro que para estar al día recurres al ordenador. Pues bien, todos nuestros dispositivos móviles funcionan gracias a unos algoritmos que condicionan tus búsquedas en internet y tu uso de las distintas plataformas de redes sociales que puedas tener, y estos algoritmos crean, consolidan y afianzan prejuicios sociales, manipulándonos de manera tácita y silenciosa.

Y es una combinación de estudiosos de ciencias y letras quienes estudiamos y criticamos estas prácticas para intentar desenmascarar dicha manipulación. Un claro ejemplo de uno de los investigadoras más prolíferos y polifacéticos de nuestro tiempo es el de Noam Chomsky, experto en lingüística, matemáticas, antropología, políticas y muchas otras áreas. Él habla de la manipulación de los medios de comunicación como una manera de aislar a los ciudadanos para así poder manipularlos más fácilmente. También nos habla de la formula Mohawk Valley, con la que una representación parcial de un hecho puede llevarnos a tener una percepción que diste mucho de la realidad. Así mismo, en esta charla se habla de cómo analizar los productos mediáticos de una manera más crítica para poder así ser más dueños de nuestras propias elecciones, desenmascarando algunos estereotipos de género y étnicos. Y es gracias al trabajo crítico de estudiosos de ciencias y letras en conjunto, que algunos de estos algoritmos se pueden modificar para conseguir una sociedad más justa y menos discriminatoria.

​Nuestras opiniones dan información sobre qué opinas de una medida política o un político o un personaje famoso concreto, o qué valoración te merece un teléfono o un coche de una marca concreta, etc. Es por ello, que esa información puede condicionar las políticas de un político, la actitud de personaje o las ventas de un producto. Un producto en Amazon con miles de comentarios favorables es probable que venda más que uno que no tiene ninguno o los comentarios son neutrales.

Dado que hay millones de comentarios en Twitter, Instagram, Amazon, o cualquier otro portal web, es necesario recurrir a ordenadores que analicen todas esas opiniones a diario y saquen conclusiones sobre ellas. Para ello, es necesario recurrir a disciplinas como propias del mundo de la Computación como la Inteligencia Artificial como el Procesamiento de Lenguaje Natural, la Lingüística Computacional o el Análisis de Sentimientos (también llamada Minería de Opiniones), las cuales guardan una clara relación con otras disciplinas propias del mundo de las Letras y las Ciencias Sociales, como la Lingüística, la Psicología o la Sociología, entre otras.

Gracias a la conjunción de estas disciplinas es posible analizar las opiniones desde un punto de vista léxico, sintáctico, semántico y pragmático, con el fin de conocer aspectos cómo de positivas o negativas son, cuáles son las emociones que nos llevan a opinar de una manera determinada, cuáles son los factores de un producto o persona que nos llevan a pensar de una manera concreta, de qué ideología política o condición social o sexual somos, entre otras.

Nuestras opiniones dan información sobre qué opinas de una medida política o un político o un personaje famoso concreto, o qué valoración te merece un teléfono o un coche de una marca concreta, etc. Es por ello, que esa información puede condicionar las políticas de un político, la actitud de personaje o las ventas de un producto. Un producto en Amazon con miles de comentarios favorables es probable que venda más que uno que no tiene ninguno o los comentarios son neutrales.

Dado que hay millones de comentarios en Twitter, Instagram, Amazon, o cualquier otro portal web, es necesario recurrir a ordenadores que analicen todas esas opiniones a diario y saquen conclusiones sobre ellas. Para ello, es necesario recurrir a disciplinas como propias del mundo de la Computación como la Inteligencia Artificial como el Procesamiento de Lenguaje Natural, la Lingüística Computacional o el Análisis de Sentimientos (también llamada Minería de Opiniones), las cuales guardan una clara relación con otras disciplinas propias del mundo de las Letras y las Ciencias Sociales, como la Lingüística, la Psicología o la Sociología, entre otras.

Gracias a la conjunción de estas disciplinas es posible analizar las opiniones desde un punto de vista léxico, sintáctico, semántico y pragmático, con el fin de conocer aspectos cómo de positivas o negativas son, cuáles son las emociones que nos llevan a opinar de una manera determinada, cuáles son los factores de un producto o persona que nos llevan a pensar de una manera concreta, de qué ideología política o condición social o sexual somos, entre otras.